La literatura y la historia de los que no tienen historia.
Portillo Motte Óscar Augusto
FFyL-UNAM [junio de 2013]
Emplear a la literatura como fuente para la historia
es un campo en el que no muchos historiadores incursionan, debido a
concepciones positivistas del uso y empleo de las fuentes, por considerar que
una obra literaria no tiene el mismo valor de verdad que un documento de
archivo. Dicho de otro modo los profesionales
de la historia prefieren el contenido de un documento por considerarlo más
verídico comparado con el de una novela, y esto a su vez ha generado que
nuestra disciplina haya creado un esquema bastante rígido en cuanto al empleo
de nuevas fuentes para su interpretación. Y no solamente es el caso de la
literatura, sino el de otras expresiones artísticas como la fotografía, a las que
rechazan por considerarlas elementos con una explícita carga de subjetividad,
olvidando la posibilidad que este tipo de nuevas fuentes para la interpretación
del pasado ofrecen al investigador.
Es así que debemos complementar la gama de
fuentes utilizadas por los historiadores, si bien es fundamental el trabajo de
archivo, tomar en cuenta otro tipo de miradas acerca de nuestro objeto de
estudio crea un universo completamente nuevo en cuanto a la interpretación del pasado.
Y la literatura es uno de los campos que prácticamente se encuentran vírgenes
en este rubro, porque el análisis de una fuente literaria proporciona al
historiador una mirada totalizadora del objeto a estudiar, porque en una novela
el autor refleja la condición política, económica y social de un determinado
momento histórico.
Es así que mediante un análisis literario
de las cuatro obras leídas durante el semestre, puedo retomar algunos aspectos
que enriquezcan de algún modo u otro mi tema de estudio, en donde el común
denominador de estas obras es la radiografía de todos aquellos individuos que
no tienen voz ni voto en la historia, aquellos marginados sociales o clases
subalternas como lo definiría Gramsci.
A partir de esto planeo en mi
investigación realizar una historia social en donde se retomen las ideas, los
sentimientos y las formas de vida de personas que a través de su paso por este
mundo no han dejado registro histórico de su existencia, retomando el aspecto
literario como una forma de acercarme a las clases pobres o bajas.
A través del folclore o la tradición
expresada por la literatura, se pueden retomar aspectos propios de la cultura
popular, como la música, los rituales religiosos, las fiestas o en pocas
palabras acercarnos a ese interés estético del pueblo, que expresado en la
cotidianidad de campesinos, artesanos, mineros, granjeros, soldados, obreros, etc.
nos muestran un aspecto totalmente diferente al de la cultura de elite del
porfiriato.
Contrastando con esto las formas en las
que se ha escrito la historia en los últimos años, a través de la denominada
historia de la vida cotidiana, en donde los historiadores no dirigen su estudio
hacia las clases bajas, sino todo lo contrario, generando una historia
completamente apolítica con un objeto de estudio bastante trivializado,
olvidando aspectos fundamentales de la historiografía dedicada a estudiar las
multitudes, la acción colectiva y el movimiento social, factores de vital
importancia para el estudio de la sociedad moderna. Mijail Bajtin a través del análisis
de la obra de Rabelais decía que lo popular se encuentra en el relato literario,
ya que precisamente este no se ajusta a los cánones de la cultura de la época,
es decir la cultura oficial; con esto pretendo explicar como los autores leídos
durante el semestre abordan mediante el relato literario la cotidianidad de
aquellos personajes marginados durante el régimen porfirista, por medio de
hombres y mujeres que sufren los embates de la política y la economía, en donde
el modus vivendi de la sociedad es
quebrantado por la modernidad.
Esto último en un factor en común de la
obra de Heriberto Frías, B. Traven, Francisco L. Urquizo y Mario Vargas Llosa,
en donde explican como una sociedad anclada en formas tradicionales de
sociabilidad, ve transgredida su paz y estabilidad por un régimen político que
busca homogeneizar a la sociedad a través de la ideología política, y aquellos
que no se adecuen a esta modernidad en el aspecto político, económico y social,
sufrirán el inexorable proceso de erradicación. Analizando el contexto
histórico en el cual se desarrollan estas obras podemos observar como lo
autores explican un proceso de revolución tecnológica, económica y social como
lo fue el siglo XIX y XX en Latinoamérica, en donde lo determinante fue la
concentración del capital y como consecuencia de esto tenemos una modificación
completa de las relaciones sociales de producción en los países a los que el
capitalismo se expandía.
Con esto no es necesario recurrir a
profundos análisis sobre la política y la economía en el Porfiriato para
entender a la sociedad, sino basta echar una mirada a las novelas costumbristas
de la época para entender como se llevaban acabo las dinámicas sociales y
económicas del momento, y tener una aproximación a nuestro tema de estudio. En
términos generales podríamos definir la utilidad de estos cuatro libros para la
investigación, en donde estriba principalmente el análisis de los grupos
marginales de la sociedad, ya sean soldados, servidumbre agraria o un
determinado grupo de personas que se resiste a las transformaciones políticas,
económicas y sociales del sistema. Y con esto tener un panorama sobre la
complejidad y la heterogeneidad que se nos presenta en los distintos tipos de
movimientos sociales y observar que este tipo de fenómenos no son privativos de
México, sino que también podemos encontrar resistencia en otras partes de
América Latina, como es el caso de Brasil a finales del siglo XIX.
De esta manera podemos hacer una historia
coyuntural, que hable de las transformaciones sociales acaecidas con el triunfo
del liberalismo y sus repercusiones sobre los grupos más vulnerables de la
sociedad, y analizar como el nuevo sistema político favoreció a ciertos grupos
privilegiados para que se enriquecieran a costa de las leyes promulgadas por el
Estado Liberal. Aunque temáticamente las cuatro obras consultadas no tengan una
relación directa con mi investigación, puedo obtener de ellas aspectos
fundamentales que me ayuden a comprender de manera general cuales eran las
condiciones políticas del momento, y poder conocer una aproximación a los movimientos
sociales en América Latina en ese periodo.
Con una concepción alejada de la historia
política y económica tradicional buscaré retomar aspectos culturales de las
clases bajas, para que con esto pueda hacer una reconstrucción de la historia
social del campesinado en el porfiriato, analizando los factores determinantes
que orillaron a los trabajadores de haciendas y campesinos a la movilización
social en el año de 1910 y 1911. Y así comprender que no es posible hacer una
generalización sobre las condiciones de vida y explotación laboral de las
clases bajas en México.
Finalmente a través de una mirada
retrospectiva hacia el final del siglo XIX y principios del XX por medio de la
literatura, podemos tener un planteamiento general de las practicas culturales
e ideológicas de los estratos bajos de la sociedad, los cuales han sido
prácticamente relegados por la historia oficial o de bronce, que se encarga de
enaltecer a los grandes héroes de la patria, relegando a estos grupos que por sus
precarias condiciones quedaron olvidados en los libros de historia por no haber
dejado registro de su existencia. Precisamente la literatura de la época es una
herramienta básica para la reconstrucción de la historia social, porque en ella
podemos considerar aspectos que la historia tradicional no menciona y tener una
visión más completa de nuestro objeto de estudio; porque mediante este tipo de
fuentes no es permisible tener otro tipo de elementos a considerar para la construcción
de un relato histórico y poder así entender como se llevaban a cabo las
dinámicas sociales y económicas de una época, por medio de personas que fueron
testigos presenciales de aquellas transformaciones, como es el caso de
Heriberto Frías y Francisco L. Urquizo. Y por otro lado, escritores que desde
una postura política analizaron por medio de la literatura el retrato de la
realidad social de un determinado momento histórico, como B. Traven y Mario
Vargas Llosa.
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