El historicismo levanta la imagen
“eterna”
del pasado, el materialista histórico
una
experiencia única del mismo,
que
se mantiene en su singularidad.
Deja
que los otros se agoten
con
la puta del “hubo una vez”,
en
el burdel del historicismo.
Walter Benjamin
De lo popular a la cultura
de masas.
Portillo Motte Óscar Augusto
FFyL-UNAM [junio 2013]
Al tratar de hacer una diferenciación entre
la cultura popular y cultura de masas, es necesario en un primer momento tratar
de definir a ambas, con el objetivo de aterrizar ideas y tener en cuenta
consideraciones de carácter teórico que permitan delimitar ambos conceptos. En
primera instancia hay que preguntarnos ¿Qué
se entiende por cultura popular?; si tomamos en cuenta la explicación
creada en el ámbito académico, este término podría definirse por las esferas
intelectuales y eruditas como aquellas prácticas sociales que se proponen
delimitar y describir conductas situadas fuera de la cultura letrada.[1]
Por el momento es necesario tomar en cuenta esta vaga definición, pero ante
esta situación surge una nueva interrogante que viene a desestabilizar el
problema aquí planteado; se acaba de mencionar una cultura letrada, pero ¿Qué se entiende por cultura letrada?. Este
término se podría analizar en una relación dialéctica con la cultura popular,
debido a que esta representa directamente un antagonismo de carácter social, porque
este tipo de producción cultural va dirigido hacia el consumo de las elites
económicas y políticas dominantes, por lo que su producción es más refinada y
especializada, siendo el resultado de un trabajo minucioso y de especialización
técnica.[2]
De esta manera es como grosso modo hemos definido en un primer
momento a la cultura popular y consideramos a la cultura en general, como un
producto de consumo determinado por el origen social de la misma. Entonces la
cultura popular está sujeta a la producción y creación eminentemente de las
clases populares o subalternas como diría Gramsci, este tipo de creación
proviene directamente de los estratos sociales más bajos e implica tradiciones
propias y locales, siendo esta la expresión de los grupos étnicos o
minoritarios. Teniendo al folclor como elemento distintivo, la cultura popular
en la sociedad moderna se distingue de otro tipo de expresiones culturales por
el origen social de la misma, es decir, los portadores y creadores de esta
cultura son: campesinos, trabajadores rurales, obreros industriales,
desclasados, marginales urbanos, subempleados y los estratos bajos de la llamada
clase media.[3]
Sobre esto último cabe la pena mencionar
la dicotomía existente entre el concepto de cultura letrada y baja cultura,
bajo el análisis gramsciano de hegemonía cultural, en donde existe un proceso
de directa contradicción entre ambas clases sociales, las cuales se encuentran
en constante lucha en un proceso de dominación de una sobre otra.[4]
De este modo podemos hacer una
diferenciación entre el significado del concepto de cultura popular y cultura
de elite; pero esta definición no basta para comprender la totalidad de este
tipo de manifestaciones, que como bien se mencionó anteriormente en la sociedad
moderna se volvieron cuestiones basadas en un antagonismo social. A raíz del
desarrollo de las relaciones sociales de producción y de las fuerzas
productivas en la sociedad contemporánea, surge otro tipo de expresión cultural
sujeta a otras cuestiones, como el desarrollo del sistema capitalista a nivel
global y la expansión ó masificación de los medios de comunicación (cine, radio
y televisión). Teniendo como resultado el surgimiento de una industria
cultural, dirigida a la sociedad de masas en ciernes, un fenómeno que es
privativo del siglo XX y que prevalece hasta nuestros días.
Adorno menciona que esta denominada
industria cultural, ha transformado las formas de sociabilidad, fusionándola
con el entretenimiento, creando así una depravación de la cultura misma,
trasformándola en un mero objeto suntuario por medio de la reproducción
mecánica de esta.[5] A través de
la comercialización de la cultura y masificación como elemento de control
ideológico, tenemos como resultado la denominada cultura de masas, determinada
por las leyes del capital, en donde el producto cultural es fabricado
esencialmente con criterios de carácter comercial y de lucro económico,
penetrando de manera masiva en todas las partes del globo.[6]
Con la cultura de masas podemos observar una radical transformación e
inexorable desaparición de la cultura popular, cuestión que es fundamental para
comprender las formas en las que se desarrollan las leyes del mercado en la
actualidad, en donde se puede observar como a través de los medios masivos de
comunicación y los aparatos de control ideológico del Estado, se ha llevado a
la pasividad del hombre y a la dominación ideológica de este.
Sobre un esquema vertical es como podemos
situar a la cultura de masas, debido a que esta es una imposición de carácter
ideológico de la clase dominante, sobre las clases bajas. En donde a través de
la idea de homogenización de la sociedad se vende un discurso (más allá que un
producto), creando así una sociedad de consumo. Por el contrario la cultura
popular tiene un esquema horizontal, en donde a través del folclore y la tradición
se crea un sentido de pertenencia a un determinado grupo o sector social,
transformando a la cultura local o regional en un elemento de unidad popular y
si queremos denominarlo así, hasta de resistencia.[7]
Ante el sistema económico actual y su imposición ideológica, tenemos que la
cultura de masas representa el peor enemigo de la cultura popular, pues el
contenido de esta, transmitido por los medios masivos de difusión, permiten que
se forje una falsa idea de identidad y un proceso de aculturación e integración
en las masas alienadas.[8]
Ya que por medio de la ideología dominante
y de la despolitización de diversos factores, como la economía y la política,
hemos venido observando como en las últimas décadas, la sociedad en general atraviesa
por un proceso en donde el sistema capitalista ha impuesto como forma
ideológica global el multiculturalismo, que en palabras de Slavoj Zizek, es la
homogenización del mundo actual.[9]
A través del análisis de todos estos
conceptos y su explicación teórica, nos hemos aproximado a la función de la
cultura en la sociedad actual. Pero estas definiciones solamente se quedan en
un universo teórico y de las ideas; y lo importante aquí es analizar como se
aplican todos estos postulados en la cotidianidad. Actualmente vivimos en una
sociedad de consumo masivo de bienes, en donde a través de la televisión, la
radio, el cine, la prensa y en última instancia el internet, se difunden ideas
y manifestaciones de carácter cultural, en donde se puede observar un claro
discurso de dominación e imposición ideológica. Claramente esto es algo que
pasa desapercibido por la mayoría de las personas, a la cuales se les está
vendiendo una forma de cultura completamente procesada y dictaminada por
valores ajenos a ellos. Este es un fenómeno que podemos observar en
prácticamente todos los aspectos de la vida diaria, como la política, la
economía, el arte, la literatura, la historia, el cine, la música, etc. Un
fenómeno del que todos formamos parte, incluso los individuos más críticos de
la sociedad. Inevitablemente este es un problema en el cual todos hemos estado
inmersos, conciente o inconcientemente.
Seguramente muchos de nosotros hemos
recibido y consumido esta cultura de masas, eso es completamente innegable,
pero tampoco podemos negar el avance de esta sobre la cultura popular. Y no
hace falta revisarlo en los libros para darnos cuenta de cómo ciertas formas o
expresiones populares han ido desapareciendo poco a poco. El ejemplo más claro
lo podemos observar en la imagen que la misma sociedad se ha formado a través
de la masificación de la cultura, en donde predominan valores estéticos y
éticos completamente ajenos a los de un lugar o una región determinada. O simplemente uno de los ejemplos más
claros de este fenómeno, en donde la cultura de masas retoma aspectos propios
de la cultura popular, dándoles otro significando y sometiéndolos a las leyes
del mercado; esta cuestión es una característica esencial de la cultura de
masas, la cual se apropia de símbolos y significados propios del pueblo o las
clases bajas. Por medio de esta resignificación de los símbolos e iconos
populares, el capital comercializa con la imagen del pueblo, vendiéndole su
propia cultura, que en ocasiones crea un fetichismo sobre la misma mercancía,
una cuestión enajenadora de las masas y una característica de estos tiempos.
A manera de conclusión quisiera emitir mi
opinión con respecto al discurso y a la lógica liberal, ante la avanzada que
está cometiendo en el plano ideológico y cultural y el papel de las humanidades;
como historiadores tenemos la obligación de rescatar lo popular a través de la
historia, porque el historiador debe estar completamente conciente de la crisis
cultural por la que se atraviesa actualmente, es por eso que debemos escribir
una historia que en verdad sea útil y pragmática, asumir una responsabilidad y
una posición ante los embates de la economía capitalista actual. De aquí, creo
yo que se encuentra la verdadera función social de nuestra disciplina; el
historiador debe estar completamente conciente de la realidad actual y por
medio de la teoría y la práctica debe tratar de transformar el mundo, ya sea a
través de las aulas, los libros ó la acción. Tenemos la obligación de rescatar
todo aquello que la cultura comercial está haciendo que se pierda, retomar como
fuente de nuestras investigaciones la antigua cultura oral, festiva y
folclórica, esa misma cultura que al mismo tiempo fue creadora, plural y libre
y lo más importante, tratar de empaparnos de ella, no distanciándonos del mismo
pueblo que la crea.
Bibliografía.
- Adorno, Theodor W. Dialéctica de la ilustración, Madrid, Akal, 2007.
- Blanco, Óscar, Domine, Marcela [et. al], Cultura Popular y Cultura de Masas. Conceptos, recorridos y polémicas, Argentina-México,
Paidós, 2000.
- Chartier, Roger, Sociedad y escritura en la edad moderna. La cultura como apropiación, México,
Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, 1995.
- Colombres Adolfo (comp.), La Cultura Popular, Puebla, Premia
Editora de Libros, 1982.
- Zizek, Slavoj, En defensa de la intolerancia, Madrid, Sequitur, 2012.
[1]
Chartier, Roger, “ ‘Cultura Popular’: Retorno a un concepto historiográfico” en
Sociedad y escritura en la edad moderna.
La cultura como apropiación, México, Instituto de Investigaciones Dr. José
María Luis Mora, 1995, p 121.
[2]
Stavenhagen, Rodolfo, “La cultura popular y la creación intelectual” en
Colombres Adolfo (comp.), La Cultura
Popular, Puebla, Premia Editora de Libros, 1982, p 25.
[3] ibidem p 69
[4]
Blanco, Óscar, Domine, Marcela [et. al],
Cultura Popular y Cultura de Masas.
Conceptos, recorridos y polémicas, Argentina-México, Paidós, 2000, p 37-38.
[5]
Adorno, Theodor W. “La industria cultural” en Dialéctica de la ilustración, Madrid, Akal, 2007, p 153.
[6]
Colombres Adolfo, La Cultura Popular… p
25-26.
[7] ibid p 9.
[8] Ibid p 8.
[9]
Zizek, Slavoj, “La tolerancia represiva del multiculturalismo” en En defensa de la intolerancia, Madrid,
Sequitur, 2012, p 56.
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