La Confederación de Trabajadores de México y el Estado
Cardenista. (1936).
Portillo Motte Óscar Augusto
[FFyL-UNAM diciembre de 2013]
Introducción.
La lucha por la reivindicación de las demandas
obreras en México ha sido una constante durante todo el proceso de conformación
de una industria mexicana y del proletariado como clase social, si bien esta es
una clase en consolidación para el periodo que estamos dispuestos a abordar en
esta investigación, debemos tomar en cuenta la importancia política, económica
y social que ha representado en la historia del México contemporáneo. Ya que ha
sido un actor clave en todos los procesos políticos a partir de la Revolución
Mexicana y específicamente en el nuevo Estado revolucionario de los años veinte,
quien junto al campesinado representó una base social de apoyo para el grupo en
el poder.
En esta investigación se plantea llevar a
cabo un análisis de los procesos políticos más transcendentales en la historia
del movimiento obrero mexicano, tomando como referencia los años treinta del
siglo XX, una época de efervescencia política y social en donde el proletariado
se vio favorecido por las políticas sociales del régimen cardenista en
consolidación, cuestión que permitió una vinculación entre el Estado Mexicano y
la clase obrera. Partimos del supuesto de que estas condiciones permitieron el
asenso de organizaciones sindicales que iban en contra de la política oficial
que antecedido al cardenismo, representada por el callismo y la CROM. Esto permitió
que en esta época el movimiento obrero pudiera consolidarse, mediante la
creación de sindicatos y organizaciones encargadas de defender al proletariado,
en la lucha por sus reivindicaciones políticas y económicas como clase social.
Sin embargo todos estos ensayos de unidad sindical estaban bastante dispersos y
sólo cubrían a una cierta parte de los trabajadores, es por eso que las
condiciones políticas del momento determinaron las condiciones para la creación
de un organismo único, el cual aglutinaría a todas las fuerzas sindicales
existentes en México en ese entonces: La CTM.
Desarrollo.
La creación de una confederación única de
trabajadores mexicanos, constituye la culminación de un desarrollo histórico
que tuvo sus orígenes en el siglo XIX, debido a los procesos de
industrialización llevados a cabo en este país, los cuales permitieron el
nacimiento y la consolidación de la clase obrera mexicana. México es un país
inminentemente agrario, pues su misma evolución histórica ha permitido que la
economía de este país se base principalmente en la producción agrícola; no es
sino hasta la modernidad, cuando a
partir de la revolución industrial, podemos observar una expansión y
tipificación de los centros fabriles, acordes a los nuevos tipos de producción
en esa época. Además del campesinado, el proletariado ha formado parte de los
principales movimientos sociales de México en el siglo XX, como es el caso de
la Revolución Mexicana. A raíz de esto la clase obrera se pudo consolidar como
un sector de presión social ante la formación del nuevo Estado revolucionario,
por ser uno de los puntos de apoyo del grupo en el poder.
Con la ruptura del grupo Calles-Cárdenas
que culminaría con el exilio del Jefe Máximo de la Revolución, el gobierno
cardenista en formación necesitaba una base de apoyo para consolidarse en el
poder, es por eso que a mediados de la década de los treinta del siglo XX,
podemos observar una estrecha vinculación de intereses entre el gobierno y el
movimiento obrero. En este periodo podemos observar la ascensión y el
desarrollo orgánico de la clase obrera mexicana, debido a que el mismo régimen
estaba en posibilidad de dar continuidad al desarrollo capitalista, imprimiendo
en el país un sello particular de desarrollo social. Las condiciones del
momento permitieron que el movimiento obrero encontrará una vía, para lanzarse
a la lucha de reivindicaciones políticas y económicas, con una posible alianza
con el Estado.[1] Tras una
tradición de organizaciones obreras en el país, la creación de la Confederación de Trabajadores de México
(CTM), no es una espontaneidad, debido a que desde años anteriores existían en
México organizaciones obreras que aglutinaban a una gran cantidad de
trabajadores en sus filas, como es el caso de la CROM. En estos años podemos
observar un proceso de ruptura con aquellas poderosas organizaciones obreras al
servicio del grupo en el poder, y desde años antes de la formación de la CTM
encontraremos organismos dedicados a la defensa del proletariado mexicano, como
es el caso de la CGOCM, la CSUM y los grandes sindicatos de industria (Minero,
Ferrocarrilero y Electricista). Si bien para este momento encontramos una
estrecha relación entre el movimiento obrero organizado y el Estado Mexicano,
debemos considerar a este periodo como un proceso de ruptura o de transición en
la vida política nacional, al ser un momento en el cual las organizaciones de
masas y la política oficial se encontraban fuertemente vinculadas en intereses
y reivindicaciones para la clase trabajadora. Por ser una etapa en donde surge
el presidencialismo como forma de gobierno, en donde el presidente de la
república ejercía un poder a tales magnitudes, que le permitió una coalición
con el movimiento obrero y campesino, lo que provocó que estos sectores
sociales se afiliaran a la política oficial del régimen, en el marco de un
proyecto de desarrollo nacionalista.
La forma en la que se van tejiendo todos
estos hilos durante los primeros años del Cardenismo, ayudaron a fortalecer la
estructura hegemónica del Estado mexicano, que se desarrolló en los años
subsecuentes en la política oficial, donde el presidente de la república era un
mediador en las relaciones capital-trabajo para consolidar las bases populares
del régimen. De esta manera podemos observar como durante los primeros años de
Lázaro Cárdenas en la presidencia de la república, este último se convierte en
árbitro de las disputas entre el sector empresarial y la clase obrera; citando
el caso de Monterrey como un ejemplo, cuando el presidente opta por favorecer
las demandas surgidas por los trabajadores que se habían emplazado en una
huelga. En este caso Cárdenas favorece los intereses de los trabajadores en
aquel conflicto obrero-patronal.[2]
Siguiendo esta cuestión podemos observar
que de 1934 en adelante hay un cierto favoritismo por parte del gobierno
mexicano por el cumplimiento de las demandas de la clase trabajadora, cuestión
que significa una ruptura directa con los últimos resabios del callismo y con
la hegemonía sindical de la CROM de Luis N. Morones. Sobre esto último
podríamos caracterizar al sexenio cardenista como un reacomodo de las
estructuras políticas del régimen posrevolucionario, en donde imperaba la
necesidad de consolidar bases sólidas que ayudaran al nuevo gobierno en
formación, a definirse y separarse políticamente del periodo que le había
antecedido: El Maximato. Si bien la
decadencia de la CROM había comenzado algunos años antes de la llegada de
Cárdenas a la presidencia, es importante considerar la importancia que esta
continuaba ejerciendo en las organizaciones sindicales de la época y la
inminente amenaza política que representaba para el régimen en turno. Por esta
cuestión era completamente necesario fortalecer el movimiento obrero con una
alternativa diferente a la que la época ofrecía.
Un año antes de la llegada de Cárdenas al
poder se forma la Confederación General
de Obreros y Campesinos de México (CGOCM), surgida de la depuración
cromista, alentada por Vicente Lombardo Toledano, con el objetivo de separarse
de aquel organismo sindical corrompido por la corrupción que generaba su
afiliación al partido oficial y al grupo en el poder. Esta organización puede
ser considerada como un antecedente directo de la CTM, pues surge de una
formación heterogénea y con el signo independentista del poder estatal. Esta
organización llevaría a cabo cuatro acciones importantes durante su corta
existencia: reorganización del movimiento
obrero y auge de la lucha sindical, constitución de un frente importante contra
la línea obrera de Calles, participación en el Comité Nacional de Defensa
Proletaria (CNDP)y ser antecesora de la CTM.[3]
A partir de este periodo podemos observar el debilitamiento del corporativismo
y la paulatina descomposición del control obrero más poderoso de esa época,
para abrir paso a otras formas de organización de los trabajadores y la
desaparición gradual de inminentes enemigos políticos.
Por lo tanto a partir de esta época
empezamos a ver el surgimiento de organizaciones proletarias favorecidas por el
mismo Estado, pero no debemos considerar que la relación de estas
organizaciones sean producto directo del auspicio del gobierno mexicano, sino
como un resultado de las condiciones políticas del momento, las cuales determinaban
las políticas necesarias para la creación de organizaciones de este tipo; este
sería el contexto histórico, político y social bajo el cual se puede enmarcar
el surgimiento de la CTM. Si bien el gobierno mexicano favorecía la creación de
las organizaciones sindicales, es importante analizar cuales fueron esos
alicientes que impulsaron a hombres como Vicente Lombardo Toledado y compañía,
a formar alianzas con el grupo político en el poder.
En un primer aspecto cabe mencionar la cuestión
ideológica, la cual está fuertemente vinculada a la acción de muchos de estos
hombres que fueron pioneros en la lucha sindical. El marxismo y en segunda
instancia el anarquismo, fueron dos factores ideológicos de gran importancia
dentro de la lucha del proletariado en México, de los cuales podemos rastrear
sus orígenes incluso antes del inicio de la fase armada de la Revolución
Mexicana, el caso de los hermanos Flores Magón es un ejemplo claro. Estas
ideologías permearon de manera directa en muchos de los líderes sindicales, y
fueron un fuerte aliciente para la conformación de la conciencia de clase
dentro del movimiento obrero mexicano. Para el periodo que estamos abordando
este factor es muy importante, debido a que hombres como el ya citado Lombardo
Toledado expresaban una ideología marxista, bajo la cual podemos entender
muchas de las acciones realizadas a lo largo de su vida. Por ello hablar de la
ideología de lo que sería la CTM a partir del año de 1936, sería hablar del
plano ideológico de su fundador, Lombardo Toledano.
Para él la concepción del marxismo fue una
base rectora la cual guiaría los caminos de organización de la lucha obrera y
sería la emancipación del proletariado del sistema capitalista, pero para ello
habría que pasar por algunos estadios antes de conquistar estos objetivos, uno
de ellos era la alianza política con el mismo Estado, de aquí podemos entender
muchas de las cuestiones que realizaría la CTM al consolidarse como la central
obrera más poderosa de este país en los años treinta. Esta cuestión iba
encaminada a apoyar gobernante en turno, así sólo fuera en los aspectos
positivos de su política; partiendo de la idea de que todos los gobiernos de
México, desde 1910 procedían de un mismo movimiento libertador y que por lo
tanto todos habían de ser revolucionarios. Por esta cuestión no resultaría
extraño que la CTM en el momento de su creación se declarara cardenista,
considerando muchos de los aspectos que anteriormente hemos mencionado, ya existían
motivos poderosos como la postura del presidente con el movimiento obrero.[4]
Siguiendo con esta cuestión es importante
analizar el factor de las luchas que se libraban en el campo ideológico en esa
época, la cual se situaba en un periodo de reestructuración de los sistemas
políticos y económicos a nivel mundial, donde los países más importantes del
mundo atravesaban por un proceso de reajuste político después de la gran
depresión de 1929, la cual permitió el asenso de ideologías de corte fascista.
Ideologías que eran consideradas en la época como un peligro inminente, por ser
completamente contrarias al comunismo y al liberalismo democrático. Es por eso
que en lo referente a la toma de una postura ideológica, al gobierno mexicano y
al movimiento obrero, correspondía tomar partido ante el asenso y consolidación
de regimenes totalitarios en Europa. Por esta razón la clase obrera mexicana a través de sus dirigentes dejan
marcada claramente una cuestión, el rechazo total ante las ideologías de
extrema derecha que se propagaban con gran rapidez alrededor del mundo; y
México no podría ser la excepción, con la creación de grupos de choque como Los Camisas Doradas. Este último aspecto
es importante para el proceso de conformación de la CTM, sobre todo en cuestiones
de carácter ideológico ante los procesos políticos acaecidos en ese momento a
nivel mundial, estas circunstancias históricas determinaron que en la
declaración de principios de la CTM se tomara en cuenta este aspecto.[5]
Para el año de 1936 finalmente se lleva a
cabo el congreso constituyente de la Confederación
de Trabajadores de México, un evento realizado con la finalidad de
conformar una central obrera que reivindicara las demandas del proletariado
bajo un solo frente de lucha. Si bien tenemos la experiencia previa de la
CGOCM, el CSUM, el CNDP y los grandes sindicatos de industria; el objetivo de
la formación de la CTM es el aglutinamiento de todas estas fuerzas políticas
bajo una sola directriz. Si bien las organizaciones sindicales mencionadas
anteriormente habían sido elementos cruciales dentro del movimiento obrero
organizado, estas solamente reivindicaban dentro de sus planes de acción
demandas particulares, que fraccionaban al mismo movimiento. Estos ensayos de
unidad sindical posteriores a la desintegración de la CROM y previos a la CTM,
se caracterizaron por ser uniones que no constituyeron la unidad parcial del
movimiento obrero mexicano. Pues estos últimos habían abarcado sólo a
determinados núcleos obreros y persistía la dispersión; por tanto, estos
intentos no fueron tan exitosos y durables como pudieron haberse esperado en
ese momento, por eso la convocatoria a una unidad era un acontecimiento sin
precedentes y constituía la meta de un esfuerzo trascendental.[6]
La celebración del evento tendría lugar
entre los días 21 y 24 de febrero de 1936 en el Estadio Nacional, al cual se le
llamaría Congreso de Unificación
Proletaria, en donde cada organización local, regional, y sección de un
sindicato nacional de industria y cada comunidad agraria estaría representada
por tres delegados y el voto sería proporcional al número de trabajadores
representados.[7] Esta
unificación llevaría, entre otras cosas, ventajas traducibles en mejores
contratos de trabajo, ampliación de la educación sindical y preparación para el
manejo de las fábricas “para poder adueñarse de las empresas” en casos posibles
y en aquellos en que fuera necesario, por eso era factible la unificación, pues
ello afianzaría sus conquistas como grupo unificado, para elevar sus
condiciones de vida bajo la dirección de un comité ejecutivo en el que quedaría
la representatividad de las centrales sindicales más poderosas del país.[8]
De acuerdo con la convocatoria al congreso
constituyente –según María Eugenia Lara-, durante la sesión del 22 de febrero
de 1936 se nombraron 3 comisiones dictaminadoras, con cuyos trabajos se
desarrollarían las actividades. La primera comisión fue encargada de conocer
todas las iniciativas relacionadas con la estructura de la organización y
dictaminaría sobre proyectos de estatutos de la nueva organización, tácticas de
lucha, reivindicaciones proletarias, etc.; la comisión quedó integrada por
Vicente Lombardo Toledano de la previamente extinta CGOCM, Francisco Breña
Alvírez del Sindicato de Electricistas (SME) y Salvador Rodríguez, del
Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros. La segunda comisión menciona esta
historiadora, fue encargada de conocer los asuntos del trabajo industrial. Se
formó por Valentín Campa, de la CSUM, Carlos Samaniego, secretario del interior
del Sindicato de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares y por Fernando
Amilpa de la CGOCM. La tercera y última comisión creada, iba encaminada a los
problemas campesinos de la nación, fue integrada por Manuel Díaz Ramírez de la
CSUM, Francisco Márquez, delegado de la Confederación Sindical de Obreros y
Campesinos de Puebla, y por el líder campesino Juan Morán.[9]
Con estas comisiones durante el congreso
constituyente se discutirían y analizarían los problemas por los cuales
atravesaba el proletariado en México, y por la cual durante los días que durara
dicho evento se trataría de dictaminar cuales serían las bases rectoras de la
organización en todos estos rubros, cuando se conformara la confederación. Esto
significa que por primera vez en la historia del movimiento obrero mexicano,
las centrales sindicales más poderosas unen fuerzas para conseguir mediante un
solo organismo las conquistas y reivindicaciones políticas y económicas de la
clase trabajadora en México. La organización de la CTM se formó en ocho
organizaciones constitutivas, de las cuales cada una tenía una función en
específico, como por ejemplo la forma en la que se organizaría cada sector de
la producción en México, a continuación se citan las organizaciones
constitutivas de la CTM y cada una de sus funciones:
a)
Agrupaciones
campesinas y comunidades agrarias; ejidatarios, aparceros o pequeños
ejidatarios.
b)
Sindicatos de
campesinos: Campesinos asalariados
c)
Agrupaciones de
trabajadores al servicio del Estado.
d)
Sindicatos
gremiales: individuos del mismo oficio, profesión o especialidad.
e)
Sindicatos de
empresas: Oficios varios pero laborando en una misma empresa.
f)
Federaciones
regionales.
g)
Federaciones
industriales: integradas por varios sindicatos de empresa de la misma de la
misma rama industrial.
h)
Sindicatos
industriales: Individuos de varios oficios que laboran en varias empresas de la
misma industria.[10]
De esta forma podemos observar que la CTM
era una organización que tendría una participación directa en todos los sectores
de la producción agrícola e industrial mexicana, la cual tendría la obligación
de brindar cobijo y protección a todos los trabajadores mexicanos. Finalmente a
las trece horas del día veinticuatro de febrero de 1936 y entonando la Internacional Comunista, tras varios
días de debate y discusión de las más importante centrales sindicales
mexicanas, el Congreso de Unificación Proletaria
daba nacimiento a la organización obrera más grande de la historia sindical de
este país: La CTM. Esta confederación
quedó constituida por los mismos sindicatos y agrupaciones que formaban el
CNDP, CGOCM, CSUM, Cámara Nacional del Trabajo, Sindicato de Trabajadores
Ferrocarrileros, Sindicato de Trabajadores Mineros y Metalúrgicos de la
República Mexicana, Sindicato Mexicano de Electricistas, Alianza de Uniones y
Sindicatos de Artes Gráficas, Alianza de Obreros y Empleados de la Compañía de
Tranvías; quedando fuera solamente la CROM y la CGT, así –tal y como lo
menciona Jorge Basurto- una fracción de la Cámara Nacional de Trabajo y algunas
agrupaciones pertenecientes a la CGOCM que rehusaron participar en el congreso y
cuyas posiciones las colocaban en el terreno de la reacción.[11]
Conclusión.
Tras analizar el proceso de conformación
de la Confederación de Trabajadores de
México (CTM), podemos deducir la importancia que esta tuvo en el movimiento
obrero organizado del México contemporáneo, ya que al consolidarse como la
central más poderosa de trabajadores en este país, esta pudo influir de manera
directa en las políticas obreras de ese entonces. Una organización de tales
magnitudes es el producto de un largo historial de luchas y conformación
histórica del proletariado mexicano como clase social. Es importante considerar
esta última cuestión, ya que en México no existía una clase obrera organizada y
las organizaciones sindicales previas a la CTM, no buscaban en realidad mejorar
las condiciones de vida de los trabajadores. Esto puede ser considerado como
uno de los logros históricos más trascendentales en la vida política y social
del país, ya que México por ser un inminente país agrícola podía fortalecer las
bases de lucha de una clase trabajadora que iba en asenso; si bien el
proletariado en la historia de México no ha constituido un sujeto histórico de
vital importancia para las transformaciones políticas, económicas y sociales
del país, desde que se consolidó como un Estado-Nación; el siglo XX abre las
puertas para un sector social en formación, debido a las condiciones materiales
que imperaban en la época, las cuales permitieron el rápido asenso y
consolidación de un grupo social que hasta ese entonces no había tenido una
participación directa en los procesos sociales más importantes de este país.
Si bien todos sabemos cual fue el destino
de la CTM después de que Fidel Velazquez asumiera la dirección de esta, es
importante no solamente resaltar la cuestión política que conllevo a este
acontecimiento histórico; porque la mayoría de las veces que se aborda esta
cuestión, solamente se habla de la corrupción de la que ha sido objeto la CTM a
través de la historia de México. Considero que debe reformularse el discurso
histórico, y dejar de ver ese aspecto político de la historia para darle más
peso a la cuestión social. Abordar a todos aquellos sujetos históricos que la
historia solamente ha visto como multitudes dirigidas por un determinado líder,
y estudiar las bases de todas estas agrupaciones para llevar un análisis que
nos permita comprender la totalidad de estas transformaciones políticas en el
ámbito del sindicalismo en México.
[1] Lara Rangel, María Eugenia,
“Confederación de trabajadores de México (CTM)”, en 75 años de
sindicalismo mexicano, México, Instituto Nacional de Estudios Históricos de
la Revolución Mexicana, 1986, p 468.
[2] ibidem p 482.
[3] Aziz Nassif, Alberto, El Estado Mexicano y la C.T.M., México,
Ediciones de la Casa Chata, 1989, p 59-62.
[4] Basurto, Jorge, Cárdenas y el poder sindical, México,
Ediciones Era, 1983, p 72.
[5] De Lara Rangel , María
Eugenia, “De la dispersión a la unificación del movimiento obrero. La fundación
de la CTM. 1933-1936” en Aguilar García, Javier, Historia de la CTM. 1936-1990, México, Instituto de Investigaciones
Sociales-UNAM, 1990, p 62.
[6]
Aziz Nassif, Alberto, op cit, p 45.
[7] Basurto, Jorge, op cit., p 69.
[9] ibidem p 47.
[10] Lara Rangel, María, Confederación de trabajadores de México
(CTM)… p 487-488.
[11] Jorge Basurto, Cárdenas y el poder sindical… p 69-70.