martes, 10 de diciembre de 2013

Movimiento Obrero.


La Confederación de Trabajadores de México y el Estado Cardenista. (1936).

Portillo Motte Óscar Augusto
[FFyL-UNAM diciembre de 2013]


Introducción.

La lucha por la reivindicación de las demandas obreras en México ha sido una constante durante todo el proceso de conformación de una industria mexicana y del proletariado como clase social, si bien esta es una clase en consolidación para el periodo que estamos dispuestos a abordar en esta investigación, debemos tomar en cuenta la importancia política, económica y social que ha representado en la historia del México contemporáneo. Ya que ha sido un actor clave en todos los procesos políticos a partir de la Revolución Mexicana y específicamente en el nuevo Estado revolucionario de los años veinte, quien junto al campesinado representó una base social de apoyo para el grupo en el poder.
     En esta investigación se plantea llevar a cabo un análisis de los procesos políticos más transcendentales en la historia del movimiento obrero mexicano, tomando como referencia los años treinta del siglo XX, una época de efervescencia política y social en donde el proletariado se vio favorecido por las políticas sociales del régimen cardenista en consolidación, cuestión que permitió una vinculación entre el Estado Mexicano y la clase obrera. Partimos del supuesto de que estas condiciones permitieron el asenso de organizaciones sindicales que iban en contra de la política oficial que antecedido al cardenismo, representada por el callismo y la CROM. Esto permitió que en esta época el movimiento obrero pudiera consolidarse, mediante la creación de sindicatos y organizaciones encargadas de defender al proletariado, en la lucha por sus reivindicaciones políticas y económicas como clase social. Sin embargo todos estos ensayos de unidad sindical estaban bastante dispersos y sólo cubrían a una cierta parte de los trabajadores, es por eso que las condiciones políticas del momento determinaron las condiciones para la creación de un organismo único, el cual aglutinaría a todas las fuerzas sindicales existentes en México en ese entonces: La CTM.

Desarrollo.
     La creación de una confederación única de trabajadores mexicanos, constituye la culminación de un desarrollo histórico que tuvo sus orígenes en el siglo XIX, debido a los procesos de industrialización llevados a cabo en este país, los cuales permitieron el nacimiento y la consolidación de la clase obrera mexicana. México es un país inminentemente agrario, pues su misma evolución histórica ha permitido que la economía de este país se base principalmente en la producción agrícola; no es sino hasta la modernidad, cuando a partir de la revolución industrial, podemos observar una expansión y tipificación de los centros fabriles, acordes a los nuevos tipos de producción en esa época. Además del campesinado, el proletariado ha formado parte de los principales movimientos sociales de México en el siglo XX, como es el caso de la Revolución Mexicana. A raíz de esto la clase obrera se pudo consolidar como un sector de presión social ante la formación del nuevo Estado revolucionario, por ser uno de los puntos de apoyo del grupo en el poder.
     Con la ruptura del grupo Calles-Cárdenas que culminaría con el exilio del Jefe Máximo de la Revolución, el gobierno cardenista en formación necesitaba una base de apoyo para consolidarse en el poder, es por eso que a mediados de la década de los treinta del siglo XX, podemos observar una estrecha vinculación de intereses entre el gobierno y el movimiento obrero. En este periodo podemos observar la ascensión y el desarrollo orgánico de la clase obrera mexicana, debido a que el mismo régimen estaba en posibilidad de dar continuidad al desarrollo capitalista, imprimiendo en el país un sello particular de desarrollo social. Las condiciones del momento permitieron que el movimiento obrero encontrará una vía, para lanzarse a la lucha de reivindicaciones políticas y económicas, con una posible alianza con el Estado.[1] Tras una tradición de organizaciones obreras en el país, la creación de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), no es una espontaneidad, debido a que desde años anteriores existían en México organizaciones obreras que aglutinaban a una gran cantidad de trabajadores en sus filas, como es el caso de la CROM. En estos años podemos observar un proceso de ruptura con aquellas poderosas organizaciones obreras al servicio del grupo en el poder, y desde años antes de la formación de la CTM encontraremos organismos dedicados a la defensa del proletariado mexicano, como es el caso de la CGOCM, la CSUM y los grandes sindicatos de industria (Minero, Ferrocarrilero y Electricista). Si bien para este momento encontramos una estrecha relación entre el movimiento obrero organizado y el Estado Mexicano, debemos considerar a este periodo como un proceso de ruptura o de transición en la vida política nacional, al ser un momento en el cual las organizaciones de masas y la política oficial se encontraban fuertemente vinculadas en intereses y reivindicaciones para la clase trabajadora. Por ser una etapa en donde surge el presidencialismo como forma de gobierno, en donde el presidente de la república ejercía un poder a tales magnitudes, que le permitió una coalición con el movimiento obrero y campesino, lo que provocó que estos sectores sociales se afiliaran a la política oficial del régimen, en el marco de un proyecto de desarrollo nacionalista.
     La forma en la que se van tejiendo todos estos hilos durante los primeros años del Cardenismo, ayudaron a fortalecer la estructura hegemónica del Estado mexicano, que se desarrolló en los años subsecuentes en la política oficial, donde el presidente de la república era un mediador en las relaciones capital-trabajo para consolidar las bases populares del régimen. De esta manera podemos observar como durante los primeros años de Lázaro Cárdenas en la presidencia de la república, este último se convierte en árbitro de las disputas entre el sector empresarial y la clase obrera; citando el caso de Monterrey como un ejemplo, cuando el presidente opta por favorecer las demandas surgidas por los trabajadores que se habían emplazado en una huelga. En este caso Cárdenas favorece los intereses de los trabajadores en aquel conflicto obrero-patronal.[2]
     Siguiendo esta cuestión podemos observar que de 1934 en adelante hay un cierto favoritismo por parte del gobierno mexicano por el cumplimiento de las demandas de la clase trabajadora, cuestión que significa una ruptura directa con los últimos resabios del callismo y con la hegemonía sindical de la CROM de Luis N. Morones. Sobre esto último podríamos caracterizar al sexenio cardenista como un reacomodo de las estructuras políticas del régimen posrevolucionario, en donde imperaba la necesidad de consolidar bases sólidas que ayudaran al nuevo gobierno en formación, a definirse y separarse políticamente del periodo que le había antecedido: El Maximato. Si bien la decadencia de la CROM había comenzado algunos años antes de la llegada de Cárdenas a la presidencia, es importante considerar la importancia que esta continuaba ejerciendo en las organizaciones sindicales de la época y la inminente amenaza política que representaba para el régimen en turno. Por esta cuestión era completamente necesario fortalecer el movimiento obrero con una alternativa diferente a la que la época ofrecía.
     Un año antes de la llegada de Cárdenas al poder se forma la Confederación General de Obreros y Campesinos de México (CGOCM), surgida de la depuración cromista, alentada por Vicente Lombardo Toledano, con el objetivo de separarse de aquel organismo sindical corrompido por la corrupción que generaba su afiliación al partido oficial y al grupo en el poder. Esta organización puede ser considerada como un antecedente directo de la CTM, pues surge de una formación heterogénea y con el signo independentista del poder estatal. Esta organización llevaría a cabo cuatro acciones importantes durante su corta existencia: reorganización del movimiento obrero y auge de la lucha sindical, constitución de un frente importante contra la línea obrera de Calles, participación en el Comité Nacional de Defensa Proletaria (CNDP)y ser antecesora de la CTM.[3] A partir de este periodo podemos observar el debilitamiento del corporativismo y la paulatina descomposición del control obrero más poderoso de esa época, para abrir paso a otras formas de organización de los trabajadores y la desaparición gradual de inminentes enemigos políticos.
     Por lo tanto a partir de esta época empezamos a ver el surgimiento de organizaciones proletarias favorecidas por el mismo Estado, pero no debemos considerar que la relación de estas organizaciones sean producto directo del auspicio del gobierno mexicano, sino como un resultado de las condiciones políticas del momento, las cuales determinaban las políticas necesarias para la creación de organizaciones de este tipo; este sería el contexto histórico, político y social bajo el cual se puede enmarcar el surgimiento de la CTM. Si bien el gobierno mexicano favorecía la creación de las organizaciones sindicales, es importante analizar cuales fueron esos alicientes que impulsaron a hombres como Vicente Lombardo Toledado y compañía, a formar alianzas con el grupo político en el poder.          
     En un primer aspecto cabe mencionar la cuestión ideológica, la cual está fuertemente vinculada a la acción de muchos de estos hombres que fueron pioneros en la lucha sindical. El marxismo y en segunda instancia el anarquismo, fueron dos factores ideológicos de gran importancia dentro de la lucha del proletariado en México, de los cuales podemos rastrear sus orígenes incluso antes del inicio de la fase armada de la Revolución Mexicana, el caso de los hermanos Flores Magón es un ejemplo claro. Estas ideologías permearon de manera directa en muchos de los líderes sindicales, y fueron un fuerte aliciente para la conformación de la conciencia de clase dentro del movimiento obrero mexicano. Para el periodo que estamos abordando este factor es muy importante, debido a que hombres como el ya citado Lombardo Toledado expresaban una ideología marxista, bajo la cual podemos entender muchas de las acciones realizadas a lo largo de su vida. Por ello hablar de la ideología de lo que sería la CTM a partir del año de 1936, sería hablar del plano ideológico de su fundador, Lombardo Toledano.
     Para él la concepción del marxismo fue una base rectora la cual guiaría los caminos de organización de la lucha obrera y sería la emancipación del proletariado del sistema capitalista, pero para ello habría que pasar por algunos estadios antes de conquistar estos objetivos, uno de ellos era la alianza política con el mismo Estado, de aquí podemos entender muchas de las cuestiones que realizaría la CTM al consolidarse como la central obrera más poderosa de este país en los años treinta. Esta cuestión iba encaminada a apoyar gobernante en turno, así sólo fuera en los aspectos positivos de su política; partiendo de la idea de que todos los gobiernos de México, desde 1910 procedían de un mismo movimiento libertador y que por lo tanto todos habían de ser revolucionarios. Por esta cuestión no resultaría extraño que la CTM en el momento de su creación se declarara cardenista, considerando muchos de los aspectos que anteriormente hemos mencionado, ya existían motivos poderosos como la postura del presidente con el movimiento obrero.[4]
     Siguiendo con esta cuestión es importante analizar el factor de las luchas que se libraban en el campo ideológico en esa época, la cual se situaba en un periodo de reestructuración de los sistemas políticos y económicos a nivel mundial, donde los países más importantes del mundo atravesaban por un proceso de reajuste político después de la gran depresión de 1929, la cual permitió el asenso de ideologías de corte fascista. Ideologías que eran consideradas en la época como un peligro inminente, por ser completamente contrarias al comunismo y al liberalismo democrático. Es por eso que en lo referente a la toma de una postura ideológica, al gobierno mexicano y al movimiento obrero, correspondía tomar partido ante el asenso y consolidación de regimenes totalitarios en Europa. Por esta razón  la clase obrera mexicana a través de sus dirigentes dejan marcada claramente una cuestión, el rechazo total ante las ideologías de extrema derecha que se propagaban con gran rapidez alrededor del mundo; y México no podría ser la excepción, con la creación de grupos de choque como Los Camisas Doradas. Este último aspecto es importante para el proceso de conformación de la CTM, sobre todo en cuestiones de carácter ideológico ante los procesos políticos acaecidos en ese momento a nivel mundial, estas circunstancias históricas determinaron que en la declaración de principios de la CTM se tomara en cuenta este aspecto.[5]
     Para el año de 1936 finalmente se lleva a cabo el congreso constituyente de la Confederación de Trabajadores de México, un evento realizado con la finalidad de conformar una central obrera que reivindicara las demandas del proletariado bajo un solo frente de lucha. Si bien tenemos la experiencia previa de la CGOCM, el CSUM, el CNDP y los grandes sindicatos de industria; el objetivo de la formación de la CTM es el aglutinamiento de todas estas fuerzas políticas bajo una sola directriz. Si bien las organizaciones sindicales mencionadas anteriormente habían sido elementos cruciales dentro del movimiento obrero organizado, estas solamente reivindicaban dentro de sus planes de acción demandas particulares, que fraccionaban al mismo movimiento. Estos ensayos de unidad sindical posteriores a la desintegración de la CROM y previos a la CTM, se caracterizaron por ser uniones que no constituyeron la unidad parcial del movimiento obrero mexicano. Pues estos últimos habían abarcado sólo a determinados núcleos obreros y persistía la dispersión; por tanto, estos intentos no fueron tan exitosos y durables como pudieron haberse esperado en ese momento, por eso la convocatoria a una unidad era un acontecimiento sin precedentes y constituía la meta de un esfuerzo trascendental.[6]
     La celebración del evento tendría lugar entre los días 21 y 24 de febrero de 1936 en el Estadio Nacional, al cual se le llamaría Congreso de Unificación Proletaria, en donde cada organización local, regional, y sección de un sindicato nacional de industria y cada comunidad agraria estaría representada por tres delegados y el voto sería proporcional al número de trabajadores representados.[7] Esta unificación llevaría, entre otras cosas, ventajas traducibles en mejores contratos de trabajo, ampliación de la educación sindical y preparación para el manejo de las fábricas “para poder adueñarse de las empresas” en casos posibles y en aquellos en que fuera necesario, por eso era factible la unificación, pues ello afianzaría sus conquistas como grupo unificado, para elevar sus condiciones de vida bajo la dirección de un comité ejecutivo en el que quedaría la representatividad de las centrales sindicales más poderosas del país.[8]
     De acuerdo con la convocatoria al congreso constituyente –según María Eugenia Lara-, durante la sesión del 22 de febrero de 1936 se nombraron 3 comisiones dictaminadoras, con cuyos trabajos se desarrollarían las actividades. La primera comisión fue encargada de conocer todas las iniciativas relacionadas con la estructura de la organización y dictaminaría sobre proyectos de estatutos de la nueva organización, tácticas de lucha, reivindicaciones proletarias, etc.; la comisión quedó integrada por Vicente Lombardo Toledano de la previamente extinta CGOCM, Francisco Breña Alvírez del Sindicato de Electricistas (SME) y Salvador Rodríguez, del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros. La segunda comisión menciona esta historiadora, fue encargada de conocer los asuntos del trabajo industrial. Se formó por Valentín Campa, de la CSUM, Carlos Samaniego, secretario del interior del Sindicato de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares y por Fernando Amilpa de la CGOCM. La tercera y última comisión creada, iba encaminada a los problemas campesinos de la nación, fue integrada por Manuel Díaz Ramírez de la CSUM, Francisco Márquez, delegado de la Confederación Sindical de Obreros y Campesinos de Puebla, y por el líder campesino Juan Morán.[9]
     Con estas comisiones durante el congreso constituyente se discutirían y analizarían los problemas por los cuales atravesaba el proletariado en México, y por la cual durante los días que durara dicho evento se trataría de dictaminar cuales serían las bases rectoras de la organización en todos estos rubros, cuando se conformara la confederación. Esto significa que por primera vez en la historia del movimiento obrero mexicano, las centrales sindicales más poderosas unen fuerzas para conseguir mediante un solo organismo las conquistas y reivindicaciones políticas y económicas de la clase trabajadora en México. La organización de la CTM se formó en ocho organizaciones constitutivas, de las cuales cada una tenía una función en específico, como por ejemplo la forma en la que se organizaría cada sector de la producción en México, a continuación se citan las organizaciones constitutivas de la CTM y cada una de sus funciones:
a)    Agrupaciones campesinas y comunidades agrarias; ejidatarios, aparceros o pequeños ejidatarios.
b)    Sindicatos de campesinos: Campesinos asalariados
c)     Agrupaciones de trabajadores al servicio del Estado.
d)    Sindicatos gremiales: individuos del mismo oficio, profesión o especialidad.
e)    Sindicatos de empresas: Oficios varios pero laborando en una misma empresa.
f)      Federaciones regionales.
g)    Federaciones industriales: integradas por varios sindicatos de empresa de la misma de la misma rama industrial.
h)    Sindicatos industriales: Individuos de varios oficios que laboran en varias empresas de la misma industria.[10]
     De esta forma podemos observar que la CTM era una organización que tendría una participación directa en todos los sectores de la producción agrícola e industrial mexicana, la cual tendría la obligación de brindar cobijo y protección a todos los trabajadores mexicanos. Finalmente a las trece horas del día veinticuatro de febrero de 1936 y entonando la Internacional Comunista, tras varios días de debate y discusión de las más importante centrales sindicales mexicanas, el Congreso de Unificación Proletaria daba nacimiento a la organización obrera más grande de la historia sindical de este país: La CTM. Esta confederación quedó constituida por los mismos sindicatos y agrupaciones que formaban el CNDP, CGOCM, CSUM, Cámara Nacional del Trabajo, Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros, Sindicato de Trabajadores Mineros y Metalúrgicos de la República Mexicana, Sindicato Mexicano de Electricistas, Alianza de Uniones y Sindicatos de Artes Gráficas, Alianza de Obreros y Empleados de la Compañía de Tranvías; quedando fuera solamente la CROM y la CGT, así –tal y como lo menciona Jorge Basurto- una fracción de la Cámara Nacional de Trabajo y algunas agrupaciones pertenecientes a la CGOCM que rehusaron participar en el congreso y cuyas posiciones las colocaban en el terreno de la reacción.[11]

Conclusión.
     Tras analizar el proceso de conformación de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), podemos deducir la importancia que esta tuvo en el movimiento obrero organizado del México contemporáneo, ya que al consolidarse como la central más poderosa de trabajadores en este país, esta pudo influir de manera directa en las políticas obreras de ese entonces. Una organización de tales magnitudes es el producto de un largo historial de luchas y conformación histórica del proletariado mexicano como clase social. Es importante considerar esta última cuestión, ya que en México no existía una clase obrera organizada y las organizaciones sindicales previas a la CTM, no buscaban en realidad mejorar las condiciones de vida de los trabajadores. Esto puede ser considerado como uno de los logros históricos más trascendentales en la vida política y social del país, ya que México por ser un inminente país agrícola podía fortalecer las bases de lucha de una clase trabajadora que iba en asenso; si bien el proletariado en la historia de México no ha constituido un sujeto histórico de vital importancia para las transformaciones políticas, económicas y sociales del país, desde que se consolidó como un Estado-Nación; el siglo XX abre las puertas para un sector social en formación, debido a las condiciones materiales que imperaban en la época, las cuales permitieron el rápido asenso y consolidación de un grupo social que hasta ese entonces no había tenido una participación directa en los procesos sociales más importantes de este país.
     Si bien todos sabemos cual fue el destino de la CTM después de que Fidel Velazquez asumiera la dirección de esta, es importante no solamente resaltar la cuestión política que conllevo a este acontecimiento histórico; porque la mayoría de las veces que se aborda esta cuestión, solamente se habla de la corrupción de la que ha sido objeto la CTM a través de la historia de México. Considero que debe reformularse el discurso histórico, y dejar de ver ese aspecto político de la historia para darle más peso a la cuestión social. Abordar a todos aquellos sujetos históricos que la historia solamente ha visto como multitudes dirigidas por un determinado líder, y estudiar las bases de todas estas agrupaciones para llevar un análisis que nos permita comprender la totalidad de estas transformaciones políticas en el ámbito del sindicalismo en México.




[1] Lara Rangel, María Eugenia, “Confederación de trabajadores de México (CTM)”,  en 75 años de sindicalismo mexicano, México, Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, 1986, p 468.
[2] ibidem p 482.
[3] Aziz Nassif, Alberto, El Estado Mexicano y la C.T.M., México, Ediciones de la Casa Chata, 1989, p 59-62.
[4] Basurto, Jorge, Cárdenas y el poder sindical, México, Ediciones Era, 1983, p 72.
[5] De Lara Rangel , María Eugenia, “De la dispersión a la unificación del movimiento obrero. La fundación de la CTM. 1933-1936” en Aguilar García, Javier, Historia de la CTM. 1936-1990, México, Instituto de Investigaciones Sociales-UNAM, 1990, p 62.
[6] Aziz Nassif, Alberto, op cit, p 45.
[7] Basurto, Jorge, op cit., p 69.
[8] Lara Rangel, María Eugenia, op cit,. P 470-471.
[9] ibidem p 47.
[10] Lara Rangel, María, Confederación de trabajadores de México (CTM)… p 487-488.
[11] Jorge Basurto, Cárdenas y el poder sindical… p 69-70.